La Paz Total de Petro sin participación total de mujeres

Existen reclamos sobre los roles de liderazgo de las organizaciones sociales feministas en las negociaciones con el ELN. Se corre el riesgo de repetir errores del proceso con las FARC. Cuestión Pública muestra los datos sobre cómo en ese momento las mujeres participaron en cargos inferiores a los hombres.

El quinto intento de diálogo con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) comenzó con una foto. La publicó el 11 de agosto de 2022, en su cuenta de Twitter, el ministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva. En ella se conocieron quiénes eran los delegados del gobierno nacional que viajaron a La Habana, Cuba, para encontrarse con designados de la guerrilla.

En la imagen publicada llamó la atención que solo había dos mujeres de los diez funcionarios retratados. Una de ellas era Laura Ramos, secretaria del canciller. Este hecho volvió a traer la discusión sobre la participación y liderazgo de mujeres en los escenarios de negociación de paz. 

“Es una foto muy grande. Al lado de un avión hay puros hombres y había dos mujeres”, señaló Adriana Benjumea, co-directora de la Corporación Humanas, en entrevista con Cuestión Pública. Según ella, las mujeres eran la secretaria del senador Iván Cepeda y la secretaria del canciller Leyva. “Me imagino el debate para saber si salían o no. ‘Es que está el asistente del doctor Leyva. Ahí está el asistente del doctor Iván’. Pero bueno, así fue”,.

A pesar de esta afirmación, en diálogo con Cuestión Pública, el senador Cepeda rectificó y aseguró que “nunca he viajado a la mesa de conversaciones con ninguna persona que sea de mi equipo de trabajo, ni asesoras, ni secretarias”. 

Son cinco los intentos en que el gobierno nacional se ha sentado con el ELN —una de las guerrillas más antiguas del país— para ponerle fin a un conflicto de casi seis décadas. Ahora es el presidente Gustavo Petro quien pretende una vez más sentarse con este grupo armado, en el marco de su política de ‘Paz Total’. Una iniciativa que busca dialogar de manera más eficaz con la mayoría de organizaciones de origen político, pero también, lograr el sometimiento de bandas criminales, como las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN) y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). 

Desde la misión diplomática y masculina del gobierno Petro, en la fotografía estaban el senador, Iván Cepeda; el canciller, Álvaro Leyva; el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda; el representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu; John Otto, enviado noruego especial para la paz y Javier Caamaño, embajador de Cuba en Colombia.

¿Qué está haciendo el gobierno Petro para incluir mujeres desde el inicio?

El gobierno del presidente, Gustavo Petro, ha insistido en incluir una lista paritaria en su delegación, para el reinicio de los diálogos con el ELN. 

Ocho hombres y ocho mujeres hacen parte de esta mesa: María José Pizarro, senadora del Pacto Histórico; Olga Silva López, directora de la ONG, Humanidad vigente; Dayana Paola Urzola Domico, indígena embera katío e integrante de la Secretaría Técnica de la Mesa Interétnica del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) del sur del Córdoba; Rosmeri Quintero, Directora de Acopi (Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas). 

“Las estrategias concretas [para incluir más mujeres] están aún por definirse de manera conjunta en la mesa de negociación con ambas delegaciones. También en una Comisión de Género que esperamos conformar”, señaló María José Pizarro. 

Fue el viernes 25 de noviembre del 2022, que la Oficina del Alto Comisionado para la Paz informó que el gobierno nacional incorporaría a cuatro mujeres más a su equipo negociador: la abogada, defensora de las minorías étnicas y exdelegada gubernamental en los diálogos de paz de La Habana, Nigeria Rentería; la periodista caucana, Mábel Lara; la pastora de la iglesia presbiteriana, Adelaida Jiménez; y la reportera e investigadora, María Jimena Duzán. 

“Con el fin de ampliar la participación de la mujer en la Mesa de Diálogos de Paz con el ELN, el Gobierno Nacional ha decidido incorporar cuatro mujeres más a su equipo negociador”, aseguró en su momento el alto comisionado, Danilo Rueda. 

Marina Gallego dista de la afirmación del alto comisionado. Pues “estas mujeres son negociadoras del gobierno, no son de la sociedad civil, aunque algunas digan que lo son. Ellas tienen que atender la agenda es del gobierno”.

Su afirmación se da luego de que la reportera Duzán, publicara una columna en la Revista Cambio, explicando las razones del por qué aceptó ser parte de la mesa. “Voy a ir a la mesa de negociación no como parte del gobierno sino en representación de la sociedad civil. Sin embargo, eso no significa que vaya a renunciar a mi derecho a la crítica ni a mi independencia”, escribió la periodista.

Según Adriana Benjumea, codirectora de la Corporación Humanas, a la mesa le faltan feministas.

Marina Gallego añade que aún falta la participación de organizaciones de la sociedad civil. “Eso no quiere decir que no validemos a las mujeres que el gobierno nombró. Ha sido un avance de nuestra incidencia. Pero debió haber mujeres que estuvieron en el proceso pasado. Y el gobierno no se ha contactado con nosotras para este tema”. 

Esto mismo sucede con la organización feminista Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, Limpal. 

“No se ha abierto ningún canal de comunicación del gobierno para asesorías. De hecho, esa es una de las preocupaciones. Vemos que se habla de la paz total, pero no sentimos que se estén considerando las lecciones aprendidas del diálogo pasado. Una de ellas, la necesaria participación de las mujeres”, advirtió su directora Diana Salcedo. 

La participación de mujeres en el proceso de paz con las FARC-EP

La participación de las mujeres en las mesas de negociación ya había sido un tema dentro de los diálogos con las FARC-EP, durante el gobierno de Juan Manuel Santos. Casi un año después de instalada la Mesa en La Habana, en 2013, se incluyó en la ruta de los diálogos la participación de mujeres, el enfoque de género y la reivindicación específica de derechos de las mujeres y la población LGBTI. 

Durante estos acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, entre 2012 y 2016, fueron contratados y contratadas 183 hombres y 190 mujeres.

Según estos datos, entregados por la Oficina del Alto Comisionado de Paz a este medio, hubo siete mujeres más en ese espacio de negociación. Sin embargo, fueron ellos quienes tuvieron roles más decisivos, mientras ellas se mantuvieron en cargos de asesoría y de segundo renglón. 

Por ejemplo, entre los registros entregados, 20 hombres fueron representantes del gobierno con pleno poder de acordar y tratar temas decisivos como la paz. En contraste, según la misma oficina, ninguna mujer fue contratada bajo este rol de plenipotenciaria.

Sin embargo, gracias a la insistencia de las organizaciones de mujeres y según la cartilla ‘La Paz es Conmigo’ de la Oficina del Alto Comisionado; María Ángela Holguín, María Paulina Riveros y Nigeria Rentería, participaron en este puesto decisivo, designadas en ese entonces por el gobierno de Juan Manuel Santos.

“Yo las califico muy bien. Esas tres mujeres se la jugaron para que un gobierno pudiera ser. [Además], llegamos al mínimo del 30 % [respecto a la participación de esta población que dicta la Ley en cargos decisorios]”, indicó Ángela Cerón, directora de la Alianza Iniciativa de Mujeres por la Paz.   

Del total de 190 mujeres contratadas (según datos entregados por la Oficina del Alto Comisionado), 70 desempeñaron roles principalmente de comunicación y pedagogía. 21 de ellas asesoraron al equipo negociador en los puntos de Reforma Rural Integral y de Implementación, Verificación y Refrendación de los acuerdos. 

Quince hicieron parte de la asesoría jurídica o contractual. Siete en planeación estratégica para participación ciudadana. Dos en investigación. Y 75 en otras actividades. 

Este panorama de baja participación fue calificado como una “equivocación”, tanto del gobierno nacional como de la exguerrilla de las FARC, por parte de la codirectora de la Corporación Humanas, Adriana Benjumea. 

Ella aseguró que producto de la presión de las organizaciones y feministas —Mujeres por la Paz, Narrar para Vivir o Red de Mujeres y el Caribe— e incluso movilizaciones en las calles, las mujeres se fueron visibilizando y tuvieron “no solo un lugar como víctimas, sino también para enseñar lo que significa el impacto diferenciado del conflicto armado”. Logrando así “un proceso de paz no solamente distinto, sino mejor”. 

En esto también coincide Marina Gallego, coordinadora Nacional de la Ruta Pacífica de Mujeres. “La inclusión no se dio porque hubiese alguna conciencia del gobierno y de las FARC, sino porque nosotras movimos la agenda”, señala. 

Fruto de este llamado e insistencia, se instaló la Subcomisión de Género el 11 de septiembre de 2014. Un hito histórico al ser la primera de su tipo en espacios de terminación del conflicto armado a nivel mundial.

Fue durante tres reuniones a lo largo de casi un año, en el que las lideresas de ambas esquinas: María Paulina Riveros, delegada del gobierno nacional; y Victoria Sandino Palmera, delegada de las FARC-EP, junto a las demás representantes mujeres, feministas y de diversidad sexual, presentaron propuestas y recomendaciones en temas económicos, culturales, sociales y políticos. 

“Sin las mujeres, este acuerdo que enorgullece a amplios y diversos sectores de Colombia sería un acuerdo incompleto. Porque habría dejado por fuera temas centrales para los derechos de las niñas y los niños y de las mujeres, así como las apuestas de las mujeres excombatientes”, concluye el informe ‘Vivencias, aportes y reconocimiento’. 

Una abogada participante de los acuerdos, a quien se le reservó su nombre en este mismo documento  de la Corporación Humanas y la Corporación de Investigación y Acción Social y Económica (CIASE), advirtió en 2017 que esta situación de disparidad tiene un efecto negativo en la “lucha contra la desigualdad y la discriminación”. 

Pues niñas y jóvenes, no se ven representadas al conocer que solo en estos puestos de poder “quienes pueden llegar públicamente y visiblemente, son solo los hombres y manda la señal de que ahí no hay mujeres. Eso es inadecuado”. 

Este documento reconoció el trabajo de mujeres delegadas desde ambos bandos, cooperantes internacionales y de países garantes, escuchando su voz, vivencias, aprendizajes y angustias, a lo largo de cuatro años de concertación. 

“En general, hay una perspectiva común de las mujeres: en momentos de dificultades en la negociación, el objetivo era no rendirse y encontrar otras formas de mirar el problema o los argumentos en torno del mismo, para poder superar el obstáculo. (…) Resaltando (por ejemplo) la dimensión humana y emotiva, o mediante la revisión de otras experiencias”, concluye el informe. 

Y es que según un estudio de ONU Mujeres, “los procesos de paz en los que se cuenta con su participación, ya sea en calidad de testigos, firmantes, mediadoras o negociadoras, hay un 20 % más de probabilidad “de alcanzar un acuerdo de paz que perdurase, como mínimo, dos años”. E incluso, señala la Organización de las Naciones Unidas, “este porcentaje aumenta a lo largo del tiempo, ya que la probabilidad de lograr un acuerdo de paz que dure 15 años crece un 35 %”.

Una hoja de ruta hacia adelante

La Resolución 1325 del 2000 de Naciones Unidas, entre otras cosas, busca incentivar la participación de las mujeres en todos los niveles de decisión de los espacios de solución de conflictos y gestión de posconflictos. La viceministra de Asuntos Multilaterales de la Cancillería, Laura Gil, presentó una hoja de ruta para elaborar el plan de implementación en el país.

Lo hizo el 24 de octubre de 2022, desde Quibdó, Chocó. Gil realizó el anuncio oficial junto a la Consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer, Clemencia Carabalí, organizaciones de mujeres de Chocó, la canciller de Noruega, Anniken Huitfeldt. Estuvo también la Representante País de ONU Mujeres, Bibiana Aído Almagro, y el Jefe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas, Carlos Ruíz Massieu. 

“El plan tendrá un enfoque territorial, étnico, etario e interseccional y será construido reconociendo y partiendo del trabajo de las organizaciones de mujeres que han venido realizando”, indicó la viceministra. 

Esta hoja de ruta consiste en realizar cinco foros regionales, un foro nacional y consultas permanentes virtuales, para que los territorios, durante este 2023, conozcan de esta Resolución y hagan sus propuestas. Adicionalmente, dijo, el proceso incluirá la creación de un grupo interinstitucional de entidades de gobierno, representantes del Congreso y delegados de la Rama Judicial.

Una vez esté listo el diseño, el gobierno nacional lo consultará con el movimiento de mujeres para su aprobación final y así, en la próxima 78º Asamblea General de la ONU, en septiembre de este año, presentar el plan adoptado. 

“Yo aplaudo profundamente el trabajo de la vicecanciller, Laura Gil, en la medida que pone la voz de las mujeres en un escenario de lo público para construir este plan de implementación. Que lo haya realizado en Chocó, habla de un hecho político muy importante”, destacó Ángela Cerón, directora de la Alianza Iniciativa de Mujeres por la Paz.   

En conclusión, se trata de una ruta de implementación que tendrá su prueba central en la participación dentro de la mesa de negociación con el ELN y demás actores armados que cobijan la Paz Total.

Cuestión Pública envió un derecho de petición al Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, para conocer qué estrategias desde el Gobierno se están realizando para incluir las recomendaciones de las mujeres y conocer cuántas han sido contratadas y qué roles desempeñarán en la actual negociación con el ELN. 

Sin embargo, hasta la fecha, no se ha recibido respuesta alguna. 

https://cuestionpublica.com/la-paz-total-de-petro-sin-participacion-total-de-mujeres/

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