Riveros Bazzani transforma la defensa penal en estrategia empresarial

En un contexto empresarial donde las decisiones legales pueden afectar directamente la continuidad y reputación de una compañía, Riveros Bazzani ha logrado diferenciarse en el mercado. Su enfoque trasciende el litigio penal: busca transformar cada caso en una estrategia empresarial que facilite la toma de decisiones informadas.

Para Juan David Bazzani, socio de la firma, la filosofía de Riveros Bazzani se puede resumir en tres palabras: experiencia, detalle y equipo. Explica que los socios combinan una amplia trayectoria en el sector público con reconocimiento en el privado, lo que les permite abordar cada situación con una mirada integral.“Nos sentimos orgullosos de decir que somos la firma pequeña más grande del mercado. Nuestro interés es ser una firma boutique que dedique suficiente tiempo a cada caso que llega”, afirma Bazzani.

Andrés Jiménez, también socio, destaca que el principal diferenciador de la firma radica en comprender al cliente: “No solo lo tratamos de ver desde el punto de vista del abogado, sino del cliente. Entender su industria, su problema y que no solo se reduce al derecho penal, sino que es un tema de decisiones empresariales”. Para él, hablar el lenguaje del empresario y anticipar el impacto de las decisiones en su negocio resulta clave para construir relaciones sólidas y generar valor agregado.

De la defensa penal a la decisión empresarial

La propuesta de Riveros Bazzani va más allá de la interpretación de la ley. María Paulina Riveros, socia de la firma, explica: “Hablamos del conocimiento exhaustivo del caso. No estamos hablando solamente de la ley o jurisprudencia, sino, sobre todo, del hecho que generó la solicitud del servicio”. La firma no solo dedica tiempo a estudiar la actividad del cliente, sino las circunstancias de los hechos y la norma aplicable, ofreciendo herramientas que protejan tanto la operación como la reputación.

Un ejemplo ilustrativo se presenta cuando una entidad enfrenta una extorsión. “Hay normas que dicen que sí es víctima, otras que si le da dinero a grupos armados puede ser acusado de ser financiador. El empresario no está pensando en eso y las determinaciones se deben tomar y se las aconsejamos”, señala Jiménez. La firma coordina incluso con expertos en comunicación para acompañar al cliente en la gestión interna de la información, asegurando que su personal comprenda las implicaciones de la situación.

Además, Riveros Bazzani desarrolla un enfoque preventivo que permite operar con seguridad jurídica y tranquilidad. “Normalmente se acude a un abogado penalista cuando llega una carta o citación. Cada día, la actividad empresarial genera riesgos que pueden trascender hasta lo penal; no es para asustarse, sino para hacer las cosas bien. Conocer la ley y los riesgos con incidencia penal es clave”, comenta Riveros.

Este enfoque preventivo permite que, ante coyunturas como una extorsión, el cliente pueda decidir de manera informada si pagar, cómo actuar o qué medidas adoptar, siempre con pleno conocimiento de la regulación aplicable y sus implicaciones legales. Otro ejemplo se da en operaciones financieras complejas: una compañía que planea una operación de impuestos o mover activos al exterior debe integrar a penalistas en el equipo de planificación, para identificar posibles riesgos legales que podrían derivar en responsabilidades penales, más allá de los aspectos tributarios tradicionales.

La integración de experiencia en el sector público y privado fortalece esta aproximación. “Conocemos cómo se maneja un proceso penal desde la Fiscalía General de la Nación y desde la superintendencia respectiva. Eso para el cliente representa un plus muy importante en atención”, agrega Riveros.

Perspectivas y tendencias

Bazzani asegura que la relevancia del derecho penal en la estrategia empresarial será cada vez mayor: “Colombia está en mora de que exista responsabilidad penal para las entidades. Eso va a hacer que el papel de los penalistas en las mesas de trabajo se vuelva más claro, de tal manera que quienes se dediquen a la protección y asesoría estén organizados con un conocimiento pleno del mercado”.

En consecuencia, los tres socios coinciden en que el penalista ya no debe limitarse a la parte procesal. “Hay que ahondar en la responsabilidad al interior de la organización, en cumplimiento y otras características propias de los negocios”, concluyen los directivos.

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